martes, 27 de agosto de 2013

XXV Certamen “Mario Vecchioli”

Gente, les dejo las bases del concurso literario que organiza el Centro de Estudios de la Lengua:

XXV Concurso Literario Provincial “Mario Vecchioli”

El Centro de Estudios de la Lengua y la Comisión Municipal para la Promoción de la Cultura, organiza el XXV Concurso Literario Provincial  en los géneros CUENTO Y POESÍA. Las bases a tener en cuenta por los participantes serán las siguientes:
DE LOS AUTORES:
1)   Podrán participar todos los autores residentes en la provincia de Santa Fe, o nacidos en  el territorio  provincial que certifiquen tal circunstancia.
2)   Los concursantes se dividirán en tres categorías:
A) de 12 a 14 años;
 B) de 15 a 18 años;
C) mayores de 18 años.
DE LOS TRABAJOS:
3)   Cada autor podrá enviar hasta dos trabajos por cada género y la temática será libre. En el caso de la narrativa, no podrá exceder las DOS páginas.
4)   Se presentarán por triplicado, a máquina o computadora, doble espacio,  con seudónimo.
5)   En OTRO SOBRE CERRADO se agregarán datos personales: Nombre y apellido, documento, domicilio, teléfono, fotocopia del documento donde figuren fecha de nacimiento y domicilio. EN EL EXTERIOR DE CADA SOBRE FIGURARÁN TÍTULOS, CATEGORÍA Y SEUDÓNIMO.
6)   OBSERVACIONES: La falta de datos sobre la CATEGORÍA dificulta la selección de los trabajos. NO COLOCAR EL NOMBRE EN EL REMITENTE PORQUE INVALIDA EL SEUDÓNIMO.
7)   Se remitirán a: XXV Concurso “Mario Vecchioli” - Liceo Municipal  - Subsecretaría de Educación – Bolívar y Rotania – CP: 2322 – Sunchales – Santa Fe.
8)   La recepción de los trabajos quedará cerrada el 07 de septiembre  de 2013.
9)   En el caso de otras localidades, se tendrá en cuenta el matasellos del correo.
DEL JURADO:
10)Estará integrado por Prof. de Literatura, escritores y miembros del Centro.
DE LOS PREMIOS:
11)Se entregará un Primer Premio por cada categoría y cada género, consistente en plaquetas con las producciones seleccionadas. Habrá tantas menciones como el jurado considere oportuno adjudicar.
12) La nómina de ganadores será difundida a través de los medios periodísticos locales y de la región.
13) El acto de entrega de premios se llevará a cabo en fecha a confirmar.
14)DE LOS AUSPICIOS:
15)Esta actividad cultural cuenta con el auspicio de la Subsecretaría de Educación y Cultura de la  Municipalidad de Sunchales.
16)La comisión organizadora resolverá toda otra cuestión no prevista en las bases. Para mayor información dirigirse a los teléfonos: (03493) 420372 / 421155 / 15668191.

martes, 23 de julio de 2013

"La Patria" de Julio Cortázar



La Patria
                 
Esta tierra sobre los ojos,
este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,
esta noche continua, esta distancia.
Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
pobre sombra de país, lleno de vientos,
de monumentos y espamentos,
de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando
de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.

Pobres negros.

Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego,
dónde el que come los asados y te tira los huesos.
Malandras, cajetillas, señores y cafishos,
diputados, tilingas de apellido compuesto,
gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos,
centroforwards, livianos, Fangio solo, tenientes
primeros, coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos,
bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos,
secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco,
contraflor al resto. Y qué carajo,
si la casita era su sueño, si lo mataron en
pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.

Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.

Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía,
te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña
envuelto en la bandera que nos legó Belgrano,
mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate
con su verde consuelo, lotería del pobre,
y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos
para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos.


Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos,
pobres blancos que viven un carnaval de negros,
qué quiniela, hermanito, en Boedo, en la Boca,
en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera,
en los ranchos que paran la mugre de la pampa,
en las casas blanqueadas del silencio del norte,
en las chapas de zinc donde el frío se frota,
en la Plaza de Mayo donde ronda la muerte trajeada de Mentira.

Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking,
vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga,
tercera posición, energía nuclear, justicialismo, vacas,
tango, coraje, puños, viveza y elegancia.
Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado
en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia.
Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo
saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga,
no te metás, qué vachaché, dale que va, paciencia.

La tierra entre los dedos, la basura en los ojos,
ser argentino es estar triste,
ser argentino es estar lejos.
Y no decir: mañana,
porque ya basta con ser flojo ahora.
Tapándome la cara
(el poncho te lo dejo, folklorista infeliz)
me acuerdo de una estrella en pleno campo,
me acuerdo de un amanecer de puna,
de Tilcara de tarde, de Paraná fragante,
de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos
quemando un horizonte de bañados.

Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles
cubiertas de carteles peronistas, te quiero
sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho,
nada más que de lejos y amargado y de noche.
 

"LA JAULA" Alejandra Pizarnik (De Las aventuras perdidas, 1958)

LA JAULA

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños más enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.

18 de junio, Acto por el Día del Libro en el Liceo Municipal

Las niñas de 8 a 11 años, habían estado leyendo algunos cuentos de terror. En el acto por el Día del Libro, leyeron sus propias producciones, con una muy buena puesta en escena.


(LUDMILA)



En una ciudad gótica vivía un niño llamado Héctor que cuando dormía sentía que alguien lo tocaba, pero él no le daba importancia.
Un día a Héctor le contaron que vieron a un monstruo pero él decía que era mentira, hasta que se dio cuenta de que lo que le dijeron era verdad.
Ocurrió que una noche se le apareció un monstruo. Se asustó y gritó tanto que el monstruo lo tuvo que callar diciéndole que le daba $5, y entonces se calló. Pero Héctor le preguntó de dónde había salido y le dijo que vino de Saturno. Le preguntó también qué quería, y el monstruo le dijo que quería que los niños no le temieran. Pero ¿por qué quieres eso? Dijo Héctor. Porque no me gusta asustar a los chicos.
Entonces, el monstruo lo consiguió: se dio cuenta de que si se quedaba tranquilo los chicos no se asustaban más de él.
 



(MARTINA)



En un bosque lejano habitado por pájaros, liebres, conejos y muchos más animales, se comentaba que entre ellos vivía una horrible criatura.

Era un monstruo verde que tenía la nariz grande igual que sus pies y sus dientes. Pero era muy bueno con todos. Por eso los animales hicieron una reunión para ver si entre todos podían cambiarle su horrible cara.

Uno de los pájaros más viejos dijo que tenía un amigo que podía ayudar y enseguida fue a buscarlo. Se trataba de un viejito medio chiflado que venía con un bastón. Lo que no sabían era que el bastón era mágico.

Al poco tiempo los animales le contaron para qué lo llamaron y este chiflado dio unos brincos y empezaron a salir chispas del bastón.

Así la horrible criatura se transformó en una linda persona.



(MILAGROS)
El monstruo del subte

Había una vez una familia que viajaba siempre en subte para moverse porque trabajaban en el barrio Güemes y ellos vivían en el barrio Centinela.
Un día muy temprano subieron al subte y sintieron un ruido extraño que sólo lo escuchó la familia, fue un ruido que daba tanto miedo que los hijos (Santiago, Milton, Gastón y Ludmila), temblaban. Juan Carlos y María no le dieron importancia, pero en ese mismo instante María sintió como un soplo en su oreja, temblaba pero se dijo a sí misma: “es la ventana que corre un poco de viento”.
Juan Carlos sintió que sus pies se movían y se asustó tanto que gritó “Ya no más, aquí hay alguien”, pero se preguntó ¿nuestra familia es la única que escucha este ser extraño?
Justo en ese momento en que estaban llegando a una parada se detuvo el subte y los choferes dijeron que se había desajustado algo y que en treinta minutos se arreglaría. Ludmila y Gastón necesitaban ir al baño, los dos muy asustados fueron al baño, pero de repente la voz se sintió de vuelta, “No me tengan miedo”. Y corriendo se fueron con sus padres, y de vuelta se escuchó “No me tengan miedo”.
Y el padre dijo: “Si estás ponte al frente de nosotros”; y el monstruo se apareció. Tenía una pierna de perro y en la otra pierna una bota. Una de sus manos era gigante, y la otra era un palo con espinas punzantes. Sus ojos eran de fuego y tenía una boca muy extraña, y su cabeza era puntiaguda.
—Yo no hago daño — dijo escupiendo fuego. Entonces Ludmila, Santiago, Milton y Gastón se acercaron, pero él desapareció.
María, la madre de los chicos dijo: “Ven, no hacemos daño” y el monstruo volvió a aparecer.
Juan Carlos le dijo: “¿Qué función cumples? ¿Por qué no vas dónde tiene que ir?”
—Yo los protejo y vivo aquí— dijo el monstruo.
— ¿Por qué nosotros?
—Porque ustedes me  escuchan y tienen



(JULIA)

El ladrón de rostros


Cuenta la leyenda que en el siglo XIX había un monstruo que tenía una cabeza sangrienta, un ojo de vidrio con marco de acero y el otro ojo bizco. Además poseía alas de murciélago y cuerpo de serpiente con baba mocosa y muy viscosa. También dos peludos y fuertes brazos de gorila. De su largo cuerpo brotaban cuatro largos y flexibles tentáculos con ventosas.

Él, con sus alborotados cabellos grises, borraba los rostros de las personas que vivían en Villa Tinieblas.

Ahora el monstruo ha vuelto. Hace una semana muchas personas reportaron que sus bebés no tenían caras. Todo el mundo sospechaba del doctor profesor Willie, el maniático de la Villa. Pero una de esas noches yo vi sombras de distintos animales: una serpiente, un murciélago, un calamar y un gorila. Aunque todos algo deformes.

Al día siguiente nadie tenía rasgos faciales.
Yo he escrito esta historia porque aunque tampoco tengo boca, al menos tengo mis manos.
un corazón gigante.
Y desde ese día, cuando viajaban siempre se detenían un momento a hablar con el monstruo, al que llamaron Saúl.



lunes, 17 de junio de 2013

"Los otros", cuento. Encuentro del día 19/06/13

Bueno, como el cuento es breve, voy a dejar el cuerpo del texto más abajo. De todas maneras pueden descargar el word de este enlace.

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Los otros.


Neil Gaiman
-Aquí el tiempo es fluido -dijo el demonio.
Supo que era un demonio en el mismo momento en que lo vio. Simplemente lo sabía, del mismo modo que sabía que aquel lugar era el infierno. Ninguno de los dos podría haber sido otra cosa.
La habitación era alargada, y el demonio esperaba junto a un brasero humeante situado en el otro extremo. De las paredes de piedra gris colgaban multitud de objetos, objetos que no habría sido prudente ni tranquilizador inspeccionar de cerca. El techo era bajo, el suelo, extrañamente insustancial.
-Acércate más -dijo el demonio, y el hombre obedeció.
El demonio estaba flaco como un fideo e iba desnudo. Tenía muchas cicatrices, y parecía que le hubieran arrancado la piel en un pasado remoto. Tampoco tenía orejas, ni sexo. Sus labios eran finos y tenían un aire ascético; sus ojos eran demoníacos: habían visto demasiado y habían llegado demasiado lejos, su mirada hacía que el hombre se sintiera más insignificante que una mosca.
-¿Qué va a pasar ahora? -preguntó.
-Ahora -replicó el demonio, con una voz que no denotaba pena, ni tampoco deleite, tan sólo una rotunda y atroz resignación- vas a ser torturado.
-¿Por cuánto tiempo?
Pero el demonio se limitó a menear la cabeza y no respondió a la pregunta. Empezó a caminar despacio a lo largo de la pared, paseando su mirada de objeto en objeto. En el extremo más alejado de la pared, junto a la puerta cerrada, había un látigo de nueve correas hecho de alambres pelados. Con una mano en la que sólo había tres dedos, el demonio lo descolgó de la pared y volvió junto al hombre, transportando el macabro instrumento con suma ceremonia. Colocó las correas de alambre sobre el brasero y se quedó mirando cómo se calentaban.
-Eso es inhumano.
-Sí.
Los extremos de las nueve correas empezaban a adquirir un tono anaranjado. Mientras alzaba el brazo para asestar el primer latigazo, dijo:
-Dentro de algún tiempo recordarás todo esto con cariño,incluso este momento.
-Eres un mentiroso.
-No-replicó el demonio
-Lo que viene después es peor-le explicó, justo antes de azotarle.
Entonces, las correas del látigo se estrellaron contra la espalda del hombre, desgarrando sus caras ropas, que ardían y se hacían tiras al contacto con los alambres incandescentes, y el hombre profirió un grito. Pero la cosa no había hecho más que empezar.
En las paredes esperaban aún doscientos once instrumentos de tortura y, a su debido tiempo, habría de probar cada uno de ellos.
Cuando, por fin, la Hija del Lazareno, a la que había llegado a conocer muy íntimamente, fue limpiada y colocada de nuevo en la pared en el puesto doscientos doce, entonces, con una mueca de dolor, masculló:
-Y ahora, ¿qué?
-Ahora -respondió el demonio- es cuando viene el dolor de verdad. Y así fue. Todo cuanto había hecho en su vida y que habría sido mejor no hacer; cada mentira que había dicho -ya fuera a sí mismo o a otros-; cada pequeño dolor que había infligido, y los grandes también… cada uno de ellos iba siendo extraído de su interior, detalle a detalle, centímetro a centímetro. El demonio le fue arrancando a tiras la piel del olvido, desnudándolo hasta dejar sólo la verdad, y aquello le dolió más que cualquier otra cosa.
-Dime qué pensaste cuando ella salió por la puerta -dijo el demonio.
-Pensé que mi corazón estaba roto.
-No -replicó el demonio, pero en su voz no había odio-, no fue eso lo que pensaste.
Se le quedó mirando fijamente con sus inexpresivos ojos, y él no tuvo más remedio que apartar la vista.
-Pensé: ya nunca sabrá que he estado acostándome con su hermana.
El demonio desbarató su vida, momento a momento, instante a espantoso instante.  Tal vez duró cien años, o mil –En esa habitación gris, tenían todo el tiempo que ha existido-  y llegando al final comprendió que el demonio había tenido razón.  La tortura física había sido mejor.
Y terminó.
Y una vez terminó, empezó de nuevo.  Ahora con un autoconocimiento que no había estado ahí la primera vez y que de alguna manera hacía que todo fuera peor.
Ahora, mientras hablaba, se odiaba a si mismo.  No había mentiras, ni evasiones, no había espacio para nada excepto el dolor y la rabia. 
Habló, ya no lloriqueó.  Y cuando terminó, mil años después, rogó que el demonio  fuera a la pared, y trajera el cuchillo de desollar, o la pera de la angustia, o los tornillos.
“De nuevo,” dijo el demonio.
Él empezó a gritar, gritó por un largo rato.
Cuando terminó de gritar, el demonio dijo “De nuevo,” como si nada se hubiera dicho.
Era como pelar una cebolla.  Esta vez mientras recorría su vida aprendió sobre las consecuencias.  Se enteró de los resultados de las cosas que había hecho; cosas que no había visto mientras las hacía; las formas en las que había lastimado al mundo;  el daño que había hecho a gente que nunca había conocido, o visto, o encontrado.  Fue la lección más dura hasta entonces.
Mil años después el demonio dijo:  “De nuevo”.
Él se acurrucó en el piso, al lado del brasero, meciéndose lentamente, con los ojos cerrados y contó la historia de su vida, volviéndola a experimentar mientras la contaba, desde el nacimiento hasta la muerte, sin cambiar nada, sin dejar nada por fuera, enfrentándolo todo.  Abrió su corazón.
Cuando terminó, siguió allí sentado, los ojos cerrados, esperando que la voz dijera, “De nuevo,” pero nadie dijo nada.  Abrió sus ojos.
 Lentamente se levantó.  Estaba solo.
Al otro extremo de la habitación, había una puerta, y mientras la miraba, se abrió.
Un hombre entró a través de la puerta.  Había terror en el rostro de ese hombre, y arrogancia, y orgullo.  El hombre, que usaba ropa lujosa, dio varios pasos dudosos en la habitación y luego se detuvo.
Cuando vio al hombre, comprendió.
“Aquí el tiempo es fluido,”  le dijo al recién llegado.

miércoles, 12 de junio de 2013

Después de varios intentos libres, éste fue nuestro primer cadáver exquisito temático: de terror, pero quedó bárbaro.

Tomé la taza de café, sospeché que le pusieron algo, caí en un sueño profundo, oscuro; no es cierto, estoy despierto encerrado en un calabozo oscuro y frío. 
Sorpresivamente y repentinamente, tempranamente a mediatarde, el cielo oscureció totalmente.

No lo vio llegar.
Esa noche oscura se sintió un ruido estridente en el patio. Qué pasó?
Una nube de humo negro invadió el ambiente, inmediatamente después de que se cerraran todas las ventanas.
Puertas que se abren y cierran con el fuerte viento, objetos que se mueven con pasos ausentes.

La heladera se tragó a mi suegra.
Ruidos extraños, voces que llamaban a sus antepasados.
Desconecté la heladera para que ella no saliera.
Se miraba al espejo y solo veía una sombra.
La luna se refleja en el lago; a lo lejos se escuchan aullidos de lobos. Con mi andar despacio y mi mochila al hombro tendré que llegar al castillo que dicen está embrujado.
Había esperado ese momento, pero no pensó que sería así.
Algo había en su rostro. Algo vi en su cara que me dejó pasmado.
Cuando de repente del cielo cae una estrella dejando un destello dorado en el árbol azul.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Móntate tu novela


Es como montar un mueble de los que se compran empaquetados, pero a tu gusto, sin pesadas instrucciones, como te da la gana. ¿Que te sale una cama con las patas hacia arriba o un armario con las puertas a los lados? Pues no hay problema. Disfrútalo.
En literatura hace ya tiempo que existen estos juegos. El último acaba de llegar a las librerías en una caja de cartón negra y se titula ‘Composición nº 1’. Es del vanguardista francés Marc Saporta. Dentro de la caja, hay un montón de hojas sin numerar. En cada una se encuentra una pequeña historia, de personajes como Marianne, Dagmar y Helga. El juego consiste en mezclar las hojas como si fueran las cartas de una baraja y ver qué sale. ¿Que no te gusta? Las vuelves a barajar.
No es este el único juego literario que ha inventado la vanguardia. He aquí algunos, desde los dadaístas hasta Twitter.
-Los dadaístas, locos subversivos de principios del siglo XX, recortaban letras de los periódicos, las metían en una bolsa y las iban sacando para formar palabras nuevas. Como el 'scrabble', pero disparatado.
- Pocos años más tarde los surrealistas empezaron a jugar al 'cadáver exquisito'. Cada uno de los participantes tiene que escribir un sujeto, un verbo y un predicado, sin que los otros sepan cuál es. Luego se juntan para formar la frase. “El exquisito cadáver/ beberá/ el burbujeante vino”. Esto fue lo primero que les salió a André Breton y compañía. Por eso el juego se llamaba el cadáver exquisito.
- El escritor Julio Cortázar escribió 'Rayuela' en 1963. La novela consta de 155 capítulos, que pueden ser leídos de manera sucesiva, o saltando y alternando capítulos según un plan indicado por el autor. La tercera opción es seguir el orden que uno se invente.
- Variantes del cadáver exquisito hay muchas. Este mismo periódico inició un relato a partir de una frase, que se unió a otras de otros escritores. Y Tim Burton, el cineasta, aplicó la fórmula en Twitter para crear una nueva aventura de su superhéroe Chico Mancha (Stainboy).

'Composición nº1' está publicado por la editorial Capitán Swing.